El Departamento de Agricultura de EEUU (USDA) ha realizado un muestreo a nivel nacional para analizar la evolución de las prácticas de vacunación y las preventivas en las explotaciones lecheras durante los años 1996 y 2002. Dicho muestreo ha puesto de manifiesto muy pocos cambios en dicho período. Se ha aumentado ligeramente el uso de la vacunación contra la diarrea viral bovina (BVD). En 2002, el 74,2% de las explotaciones vacunaron habitualmente contra esta enfermedad. Dentro de las explotaciones que vacunaron, un 62% usó vacuna muerta frene al resto, que utilizó vacuna viva modificada.
Un 70% de las explotaciones vacunaron contra la rinotraqueitis bovina infecciosa (IBR) y contra la leptospirosis. Un 60% lo hizo contra parainfluenza Tipo 3 (PI3) y contra el virus sincitial respiratorio bovino (BRSV).
Dentro de las prácticas preventivas, una de las que más han aumentado entre 1996 y 2002 fue el uso de desparasitarios, que en 2002 llegó hasta el 60% de las explotaciones. También ha aumentado la aplicación de y las inyecciones de selenio, aunque lo más habitual sigue siendo introducir el selenio en la alimentación, práctica seguida por el 75% de las explotaciones.
También tiene un uso muy extendido la aplicación en la alimentación de vitamina A-D-E (80% de las explotaciones) y limitar el potasio en las raciones secas (45% de las explotaciones).
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