La Agencia de Seguridad Alimentaria de EEUU está preparando una nueva norma de calidad del yogurt. Los dos cambios más significativos previstos es que se fije un contenido mínimo de colonias de bacterias lácticas vivas y que se puedan utilizar concentrados de proteínas lácteas.
En la actual legislación de EEUU sobre el yogurt se establece que éste debe de contener colonias de bacterias lácticas vivas pero no se fija cuántas. En la legislación española está establecido que el producto final debe contener un mínimo de 1 por 107 colonias viables, por gramo o por mililitro, de Lactobacillus bulgaricus y Streptococcus thermophilus, salvo en el caso de los yogures pasteurizados después de la fermentación, en los que las bacterias han perdido su viabilidad. La Asociación Nacional de Yogurt de EEUU considera que establecer estos umbrales mínimos irá en beneficio del consumidor, especialmente favoreciendo a aquéllos que tienen problemas para digerir la leche por intolerancia a la lactosa.
En cuanto a que se pudiera utilizar concentrados de proteínas lácteas en la elaboración del yogurt, que es la otra importante modificación de la actual norma, ha provocado gran alarma entre los ganaderos. Estos consideran que los concentrados, que son mayoritariamente importados, pueden desplazar la utilización de sólidos lácteos domésticos. Desde hace meses, los ganaderos de leche de EEUU han denunciado la creciente utilización de los mismos en la elaboración de productos lácteos. En 1995 se importaban menos de 10.000 tn de concentrados, mientras que en 2000 esta cifra se ha multiplicado por cinco. El incremento de las importaciones de concentrados lácteos se debe a la ausencia de protección en frontera y a tratarse de una fuente de proteína más barata que la que se puede obtener en el mercado doméstico.
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