La Agencia Alimentaria Británica (FSA) ha publicado un interesante estudio del Imperial College de Londres sobre la viabilidad de hacer un seguimiento continuo de los eventuales efectos sobre la salud de los consumidores de los nuevos alimentos (Novel Foods), utilizando bases de datos comerciales sobre consumo y ventas de alimentos y datos de salud pública.
El estudio ha utilizado el panel de consumo de los hogares británicos de la empresa Taylor Nelson Sofres y los datos de ventas de los supermercados proporcionados por la compañía Information Resources. El coste de estas bases de datos fue de 93.000 libras (130.000 €).
La conclusión principal del estudio es que es posible hacer un seguimiento de las compras de determinados productos por parte de los consumidores utilizando esta información y que también se podrían relacionar pautas de consumo con datos sanitarios, siempre que se dispusiera de las bases de datos apropiadas. El seguimiento es más preciso en el caso de productos concretos, y presenta más dificultades en el caso de ingredientes. Los resultados obtenidos con este tipo de información son de carácter global, no siendo posible hacer el seguimiento de forma individual.
El conocer los eventuales efectos sanitarios de las novedades alimentarias es una preocupación que ha surgido en relación fundamentalmente con los OMG, pero también con otros tipos de alimentos novedosos, como pueda ser los derivados de microorganismos, o los alimentos exóticos.
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