Zaragoza, a 21 de octubre de 2003.- La Unión de Agricultores y Ganaderos de Aragón, UAGA-COAG, ha reclamado en el seno del Comité de Organizaciones Profesionales Agrarias (COPA) que se simplifique la normativa comunitaria del forraje deshidratado. Antonio Pano, responsable estatal del Sector Forrajes de COAG, asistió el pasado lunes, 20 de octubre, a la reunión del COPA que se celebró en Bruselas.
La actual Organización Común de Mercado (OCM), aprobada dentro de la Reforma de la PAC, para el sector forrajes recoge que la humedad de entrada de la materia prima en la fábrica debe ser como mínimo del 30% y que la temperatura mínima del procesado no debe ser inferior a 280º C. En opinión de UAGA-COAG esto supone un aumento de los costes en el proceso de transformación.
La organización agraria solicita que se simplifiquen estas medidas de la normativa, sobre todo teniendo en cuenta el potencial climatológico que tiene el Estado español para el secado natural del forraje. De esta forma, según UAGA-COAG, la producción estatal de forraje sería más competitiva porque ahorraría energía. En esta línea también se ha pronunciado el CESE (Consejo Económico y Social Europeo), que ha dictaminado que se debe reducir el consumo de energía fósil.
En el orden del día, de la reunión del COPA, también se trató el periodo transitorio para los países que entrarán en el sistema de pago único (desacoplamiento) en fecha posterior al 2005. Los productores europeos se muestran favorables a una prórroga del sistema actual y señalan la necesidad de continuar con la vinculación de la ayuda de la nueva OCM a la formalización de contratos.
Aragón es el primer productor de forraje transformado del estado español con una producción media anual de 969.970 toneladas, en casi 90.000 hectáreas. La Comunidad Autónoma goza de unas condiciones inmejorables para la producción y el secado de forrajes de alta calidad, ya que la alfalfa, principal protagonista de este subsector económico, es un cultivo perfectamente adaptado a las condiciones agroclimáticas aragonesas que posee grandes ventajas agronómicas (bajas necesidades de fertilización y laboreo, escasa incidencia de plagas y enfermedades) y produce grandes beneficios ambientales como la reducción de la contaminación por nitratos y fitosanitarios, la reducción de energía dedicada al laboreo y el reciclaje de abonos orgánicos procedentes de la ganadería. Además, la alfalfa, con su parte de proteína de calidad, ayuda a reducir el importante déficit estructural de proteína de origen vegetal que padece la UE y que actualmente se suple con soja importada de EE.UU, Brasil y Argentina.
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