El Ministerio de Agricultura de Nueva Zelanda se ha reconocido incapaz de poder erradicar el síndrome de adelgazamiento post-destete (PMWS). Se ha descartado el sacrificio de los animales afectados como medio de evitar la propagación de la enfermedad. De hecho esta medida no se utiliza en ningún país de los muchos afectados por la enfermedad.
Tras semanas de investigación, la administración neocelandesa ha comprobado las dificultades para hacer frente a la enfermedad, por un lado porque se sabe muy poco sobre la misma y por otro, porque está vinculada con dos virus ya asentados en Nueva Zelanda, el parvovirus porcino (PPV) y el circovirus porcino de tipo 2 (PCV2).
A mediados de octubre se confirmó la presencia del PMWS en Nueva Zelanda, que era uno de los pocos países de importancia en la producción porcina que estaban libres de la enfermedad. Como medidas de control, la administración neocelandesa ha establecido el control de movimientos de cerdos y semen porcino entre el norte y el sur de la isla. Se han acordado medidas de bioseguridad, tales como reducir el contacto entre cerdos y otros animales y asegurar un período de retención de 24 horas cuando se produce movimiento de vehículos y animales entre las explotaciones, si no están limpias y desinfectadas.
El PMWS no se transmite al hombre pero es considerado actualmente como una de las enfermedades de mayor impacto económico en el sector porcino. Fue inicialmente reconocida en Canadá en 1996, aunque con carácter retrospectivo fue diagnosticada por primera vez en 1985. En España se diagnosticó en 1997. Además de en estos dos países, se ha detectado en el Reino Unido, Francia, EEUU, Austria, Dinamarca, Irlanda, Italia, Países Bajos, Japón Corea, Portugal, Taiwán, Bélgica, Lituania Tailandia y ahora también, en Nueva Zelanda.
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