En julio de 2000 finalizó la política proteccionista de la administración australiana en el sector lácteo, proceso que se conoce como la desregulación del sector. El balance en los tres años que han transcurrido no es nada halagüeño, según un artículo aparecido en el News Weekly.
Los precios al consumo han aumentado. Durante los tres años anteriores a la desregulación, los precios aumentaron en 9 ptas/l, mientras que después de la desregulación, el incremento fue de 28 ptas/l.
Los beneficios netos de los ganaderos han sido negativos tras la desregulación. La caída de los precios a los que la industria ha pagado la leche a los productores ha sido superior al paquete de ayudas que estaba previsto y que se ha financiado con una tasa de unas 11 ptas/l que pagaba el consumidor.
El gran beneficiado de la desregulación ha sido la distribución, que ha visto como en estos últimos tres años ha pasado de vender la leche en el lineal de 115 ptas/l a 154 ptas/l, mientras que los precios que han percibido los ganaderos han caído de 53 ptas/l a 34 ptas/l.
Los productores australianos culpan de la situación de bajos precios en la que se encuentran a las ayudas concedidas por la UE a sus ganaderos, las cuales han provocado un aumento de la producción y por tanto un superplus en el mercado que ha hundido los precios.
Sin embargo, esta opinión de los productores australianos no coincide con la realidad. En Australia y Nueva Zelanda, que es uno de los países donde los productores reciben menos ayudas, la producción de leche en los pasados 10 años aumentó en un 40% y las previsiones para los próximos años es de un crecimiento de un 35%, mientras que en la UE, el sistema de cuotas vigentes limita el crecimiento.
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