Cierta información que hasta ahora se conocía en relación con la toxoplasmosis de los ovinos se ha contravenido con una investigación llevada a cabo por la Dra. Judith Smith, de la británica Universidad de Leeds. La toxoplasmosis en ovinos es una enfermedad que provoca abortos y que puede transmitirse a las personas provocando abortos en las mujeres. También los gatos pueden transmitirla.
Se pensaba que la oveja se infectaba con el Toxoplasma gondii, parasito protozoo causante de la enfermedad, comiendo pastos contaminados por quistes excretados por gatos. La Dra. Smith ha comprobado, analizando rebaños infectados, que el parásito pasa verticalmente a través de generaciones, transmitiéndose de las madre al hijo cuando éste es un feto. Ante la posible explicación de que lo que se hereda es la susceptibilidad a la enfermedad y no el parásito en sí mismo, las investigaciones de la Dra. Smith han comprobado que en casi todos los rebaños infectados analizados existía una única cepa de parásito.
Otra creencia de los ganaderos, que la investigación de la Dra. ha echado por tierra, ha sido la de que convenía criar ovejas que ya hubieran tenido un aborto, porque de esta forma se desarrollaba la inmunidad. El estudio llevado a cabo ha puesto de manifiesto que esta creencia popular lo que provocaba era la propagación de la enfermedad, ya que se estaban criando ovejas que estaban transmitiendo el parasito a su descendencia. Aunque la tasa de abortos disminuyera, la transmisión a corderos vivos continuaba.
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