Un engañoso y polémico anuncio publicitario de una empresa eléctrica española anuncia una energía supuestamente “limpia”, afirmando que cada vez que se consume este tipo de energía se contribuye a mejorar el medio ambiente. El anuncio en cuestión ha sido contestado por una empresa competidora que afirma que la única energía que es limpia es la que no se consume, y que la postura medioambientalmente más responsable es controlar y reducir el consumo. Ciertamente no existe ninguna producción de energía ni de bienes que sea respetuosa con el medio ambiente, sino con mayor o menor impacto medioambiental, siempre negativo. Las teóricas fuentes renovables también tienen un importante coste medioambiental y solo se pueden considerar como menos irrespetuosas con el medio ambiente en términos relativos.
Exactamente lo mismo sucede con la agricultura. Todas las técnicas agrícolas y ganaderas suponen una acción del hombre sobre la naturaleza dirigida a sus intereses productivos, roturando y destruyendo espacios naturales, rediciendo la biodiversidad y provocando erosión y contaminación en mayor o menor medida. No existen métodos de producción agraria que sean respetuosos con el medio ambiente, sino más o menos irrespetuosos. Lo realmente respetuoso con el medio ambiente sería ser menos personas y consumir menos alimentos por persona, pero dado que la población del mundo continúa creciendo y que la mayor parte de la humanidad aspira a consumir más y no menos, el creciente deterioro medioambiental global provocado por la agricultura está, según esto, asegurado y, en términos globales, la denominada “agricultura sostenible” no existe más que en el plano retórico, estando aun por inventar.
En la política agraria europea ha venido tomando cada vez más fuerza más fuerza el concepto de respeto al medio ambiente ligado a la agricultura, imponiendo una serie de medidas que es necesario respetar para cobrar íntegramente las ayudas directas de la PAC, la llamada «ecocondicionalidad», o bien para percibir ayudas suplementarias, las llamadas ayudas agroambientales. Además el medio ambiente supuesto o real se utiliza para justificar un gran número de políticas, como por ejemplo la reciente Reforma de la PAC o las reformas de OCM que están sobre el tapete. No hay prácticamente ningún proyecto de la Comisión Europea que no repita hasta la saciedad que una de sus motivaciones principales es el medio ambiente o el «desarrollo sostenible». El medio ambiente se ha convertido para los políticos europeos en un comodín dialéctico que sirve para justificar o encubrir prácticamente casi todo, y más si se trata de la agricultura y de lo que se trata es de vender el asunto a la mayoría de los ciudadanos, que son legos tanto en materia de agricultura como de medio ambiente.
Con demasiada frecuencia no queda claro, quien define y concreta y en base a que razones, lo que es medioambientalmente deseable en relación con la agricultura, ya que desde diferentes puntos de vista se puede llegar a distintas conclusiones. Ser el árbitro e influenciar o decidir que es lo medioambientalmente deseable en relación con la agricultura es actualmente un papel que puede decidir políticas y el destino de una importante cantidad de dinero público. Por este papel compiten diversos grupos interesados, incluyendo sectores económicos, activistas y políticos.
– Para los activistas medioambientales el que se les suponga la capacidad de ser ellos quien definan lo que es o no favorable para el medio ambiente es la misma base de su supuesta autoridad mediática en la que se basa su capacidad de influencia social.
– Para los políticos el abanderamiento de la defensa del medio ambiente o el uso del medio ambiente para justificar medidas de otro tipo es un instrumento de primer orden para hacer política. No faltan ejemplos de medidas agroambientales con motivaciones distintas de la defensa del medio ambiente, cuyo supuesto componente medioambiental no es más que una excusa a posteriori para «vestir» una ayuda a la renta o de otro tipo. Ejemplos de esto son la ayuda medioambiental al cultivo de girasol o al arroz en España o la prima a la hierba en Francia, entre otras muchas. Eso por no hablar de las reformas de calado. Según declaraciones del Comisario Fischler ayer 15 de abril en una teleconferencia con periodistas griegos, la principal motivación de la propuesta de reforma de la OCM del Algodón es ¡la defensa del medio ambiente!. Por ese mismo razonamiento se podría prohibir totalmente la práctica de la agricultura de la UE en aras de mejorar su medio ambiente.
– Existen muchos grupos económicos interesados en que se consideren como medioambientales determinadas prácticas: Por ejemplo, los proponentes de la agricultura «ecológica» basada en la quimofobia y en el juicio a priori de considerar lo que es, según su criterio, «natural» como bueno, frente a lo considerado «artificial» como malo, reclaman para sí el que se considere este tipo de producción como la agricultura menos irrespetuosa o más respetuosa con el medio ambiente. Los de la agricultura integrada o razonada pueden reclamar lo mismo, basándose en que su punto de vista de respeto medioambiental es más científico que el de la «ecológica» ya que no se basa en un prejuicio, sino en la realidad que se constate. La siembra directa y el mínimo laboreo tienen a su favor la menor erosión y el fijar más materia orgánica, que son problemas medioambientales mucho más importantes que los residuos de productos químicos en algunas circunstancias y países, como es el caso de España; Incluso la agricultura intensiva puede ser más respetuosa con el medio ambiente que la extensiva en muchos casos, si se considera el deterioro medioambiental en relación con la producción obtenida y no con la superficie de la explotación. Otros tipos de producciones o de prácticas agrarias también pueden aportar sus propias razones para ser consideradas como “medioambientales” y reclamar ser favorecidas por las políticas agrarias que se determinen. Si se escarba en esta cuestión del medio ambiente agrario más allá de los tópicos simplistas, el asunto es mucho más complejo de lo que parece.
Debería ser la ciencia quien debería definir lo que es medioambiental y sostenible, en la medida de lo posible, en relación con la agricultura, ya que en otro caso el asunto será, como hasta ahora, un terreno a trabajar principalmente por parte de intereses económicos y de los profesionales de la retórica y de la política, más preocupados de la defensa de su propio status e intereses a corto plazo que del verdadero medio ambiente.
Política de comentarios:
Tenemos tolerancia cero con el spam y con los comportamientos inapropiados. Agrodigital se reserva el derecho de eliminar sin previo aviso aquellos comentarios que no cumplan las normas que rigen esta sección.