Zaragoza, 30 de mayo 2004.- Mañana, 1 de mayo, empieza su andadura la nueva Unión Europea de 25 miembros, en lo que es la ampliación más ambiciosa que ha sufrido la Unión desde su fundación hace ahora 45 años. Nunca antes se había incorporado de golpe un número tan elevado de países y tampoco en anteriores ampliaciones había existido una brecha tan importante entre las estructuras económicas de dichos países y la media de la actual Unión.
La ampliación a los10 nuevos socios supone, para la Unión Europea, incrementar su superficie agraria útil (SAU) en 38,6 millones ha. (30%), su empleo agrario en 3,7 millones agricultores (53%) y el valor añadido bruto de la agricultura en 12.000 millones € (7%). El porcentaje del empleo agrario sobre el total es en estos países del 13,3% (4,3% en la UE-15) y el valor añadido bruto del sector agrario del 3,9% (2,1% en la UE-15). Y todo esto sin entrar a valorar el impacto que tendrán los tres países que están pendientes todavía de incorporarse a la Unión: Bulgaria, Rumanía y Turquía. El ingreso de Bulgaria y Rumanía se espera para 2007, mientras que es probable que se inicien las negociaciones de adhesión con Turquía en 2005. El potencial agrícola de estos tres países es enorme y muy superior al de los 10 nuevos socios que se incorporarán en 2004; en conjunto los tres Estados aportan 62 millones de hectáreas de SAU y 14 millones de agricultores.
Con la incorporación de los países de la Europa central y del Este, 75 millones de personas más serán también miembros de la Unión. De modo que en la UE-25, el 16,4% de la población residirá en los 10 nuevos socios, mientras que en términos reales el peso de su economía se limitará al 3,7% del PIB comunitario.
No obstante, sí serán serios competidores de cereales, carne de porcino, de vacuno de leche y patata, países como Polonia, Hungría y República Checa, que concentran más de la mitad de la población y de la actividad económica de los nuevos miembros de la Unión Europea.
GANADERÍA
Los sectores ganaderos tienen una gran importancia en muchos de los nuevos Estados Miembros, ocupando un porcentaje importante en la producción final agraria, siendo la producción porcina y la de ganado de vacuno, tanto de carne como de leche, los sectores más relevantes por su volumen y por la repercusión que pueden tener sobre la economía española. Según cálculos de COAG, el censo de ganado porcino aumentará en la Unión Europea en un 20%, siendo los principales productores Polonia y Hungría. Polonia se convertirá en una de las cuatro principales potencias europeas en el sector, asumiendo evidentemente una serie de cambios estructurales muy importantes para adaptarse a la nueva situación, ya que se tratan de explotaciones muy pequeñas orientadas al autoconsumo, y también de grandes explotaciones en condiciones de equipamiento y manejo anticuados.
El caso de la producción de vacuno de carne y de leche plantea diferencias con respecto a producciones como el porcino o las aves. Por el número de animales con derecho a prima, y por la existencia de cuotas de producción como factor limitante para el crecimiento. El censo de ganado vacuno aumentará un 12%.
En líneas generales, los sectores ganaderos van a tener su influencia dentro de la ganadería europea. Tendrán que enfrentarse a retos como la modernización de sus explotaciones y su estructura productiva, adecuar toda su industria transformadora, mataderos, fábricas de alimentos…. En determinadas producciones, los incrementos rondarán el 20% del total existente antes de la ampliación, mientras que en otros casos el impacto será muy poco significativo.
Junto a esto, no se puede olvidar la adaptación de los nuevos Estados Miembros a la política de seguridad alimentaria de la UE, teniendo que ser capaces de garantizar que los productos que entran a través de sus fronteras y aquellos que se produzcan en su territorio cuenten con todas las garantías sanitarias exigibles actualmente a la UE, que es la cadena agroalimentaria más segura del mundo.
Para la agricultura española las consecuencias del Acuerdo de Adhesión ya se han dejado sentir en la negociación de las perspectivas financieras para la agricultura en el período 2007-2013. Efectivamente, estas perspectivas financieras se acordaron en el Consejo Europeo de Bruselas de octubre de 2002 y las podemos resumir en el triunfo del concepto de «ampliación a coste cero» defendido por Alemania y otros países contribuyentes netos. Así, con los mismos fondos que ahora se destinan a los agricultores de los 15 países de la Unión deberán vivir en el futuro los agricultores de 25 países, es decir, los agricultores de la actual Unión financiarán la adhesión de la agricultura del Este de Europa.
En palabras de Javier Sánchez, secretario general de UAGA-COAG,“la actuación del Consejo Europeo respecto a la financiación de la agricultura en el proceso de ampliación ha sido muy decepcionante, tanto para los nuevos agricultores de los países del Este, como para los agricultores que ya están dentro de la PAC. El Consejo no ha estado a la altura de su responsabilidad histórica y no ha valorado de forma adecuada el riesgo de un fracaso de la integración agraria, que sería el fracaso político de la ampliación”.
En cuanto a la política de cohesión económica y social es, de lejos, la principal fuente de gasto de los PECO, casi triplicando el gasto agrario; una perspectiva preocupante para los actuales países beneficiarios de la política de cohesión, que por el “efecto estadístico” verían incrementada la renta media de sus regiones más pobres saliendo el objetivo 1. Se daría la paradoja de que los países más débiles de la UE cargarían con el grueso de la financiación de la adhesión.
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