Uno de los mayores problemas medioambientales que pueden plantear el porcino es las emisiones de amoniaco de los purines. En Francia han realizado un estudio para analizar como influye la alimentación en la cantidad de amoniaco emitido. En este país, un 97% de las emisiones son de origen agrario, especialmente de la ganadería intensiva.
En el estudio realizado por la Dra. Portejoi, del Instituto de Investigación Agraria Cemagref, se han analizado tres regimenes alimentarios distintos, uno con un 12% contenido proteico, que es el mínimo recomendable, otro con un 20% que es el máximo y un tercero con un 16%, que es el nivel más usual. La ración alimentaria se ha constituido por trigo, cebada, torta de soja, aceite de colza y aminoácidos de síntesis. El peso, la talla y el consumo de agua y el estado de los animales se ha controlado regularmente.
Se ha comprobado que pasando de una alimentación con un 20% de proteínas a otra con un 12%, las emisiones de amoniaco se pueden reducir en un 65%.
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