En una reunión de la que participaron cerca de cien productores, técnicos, semilleros y demás integrantes de la cadena, la Asociación Argentina de Girasol (ASAGIR) presentó la semana pasada en la localidad de Charata, Chaco, su regional para la zona Norte del país.
Los miembros del Consejo Directivo de la entidad que nuclea a todos los actores de la cadena girasolera se trasladaron al Chaco para presentar oficialmente la Asociación y a quien será a partir de ahora el referente regional en esta importante zona del país.
La iniciativa se enmarca dentro del plan de llevar a ASAGIR a todas las regiones girasoleras de la Argentina. Un área que abarca unos 1800 kilómetros desde el Norte del país hasta el sur de la provincia de Buenos Aires y otros 800 kilómetros de ancho desde el mar hasta la provincia de La Pampa. Dentro de esta superficie, en la última campaña fueron sembradas con girasol 1,900 mil hectáreas.
La política de regionalización de ASAGIR está orientada a consolidar la actividad de la Asociación en toda el área girasolera argentina. «Las distancias son grandes y hay diferencias de ambiente que repercuten no sólo desde el punto de vista agronómico, sino también en las inquietudes, demandas y condicionantes de los protagonistas de la Cadena de Valor. Atender cada zona en forma particular significa ser coherente con el Plan Estratégico de la Asociación y ser más eficientes en la acción», explicó Carlos Feoli, secretario de ASAGIR.
Para implementar esta política, ASAGIR ha implementado la figura del Referente Regional. Se trata de una persona reconocida de la región que permitirá potenciar la comunicación entre la Asociación y la zona, y viceversa.
El Referente Regional es responsable de la coordinación de actividades, las que se desarrollarán con apoyo de miembros del Consejo Directivo y referentes de los eslabones de la cadena. Contribuirá con la recepción de propuestas e inquietudes locales, relevamiento de información, organización de reuniones, evaluación de la campaña, concursos de producción e interacción con instituciones y organizaciones del medio. «Confiamos que el referente irá integrando protagonistas locales y formando un equipo de trabajo intersectorial», concluyó Feoli.
Según Oscar Alvarado, presidente de la Asociación y productor de El Tejar, el objetivo es potenciar el intercambio de información y conocimientos entre cada una de las regiones girasoleras y la entidad, de manera de avanzar en el crecimiento del cultivo en el país mejorando la competitividad del costo de producción del girasol y su aceite.
Para esto, ASAGIR ha dividido al país en seis regiones girasoleras que corresponden al Sudeste de Buenos Aires, Sudoeste de Buenos Aires, Oeste de Buenos Aires y La Pampa, Cuenca del Salado, Córdoba y San Luis, y el Norte del país. En cada una de ellas la asociación del producto girasol está trabajando para tener su representante a cargo del intercambio regional.
«Trabajamos para regionalizar las distintas zonas agroecológicas y entender qué pasa en cada una. En este sentido, una de las más importantes es justamente el Norte girasolero que abarca la provincia del Chaco, Este de Santiago del Estero y Norte de Santa Fe. Una región que comprende entre 450 y 550 mil hectáreas en condiciones muy favorables para el cultivo», expresó el vicepresidente primero de ASAGIR y representante de Monsanto Argentina, Pablo Ogallar.
Tras reconocer la complejidad que tiene realizar análisis de cara al futuro en este nuevo contexto de precios, Oscar Alvarado, presidente de ASAGIR, expresó la posibilidad de que parte de la superficie que en principio estaba destinada a la soja -unas 15 millones de hectáreas – vaya a parar a otros cultivos. «Si con este movimiento de precios uno o dos millones de hectáreas dan marcha atrás, una parte bastante importante iría a maíz y es esperable que exista cierto crecimiento para el girasol. Puntualmente hoy el girasol ya vale más que la soja», dijo Alvarado.
Tecnologías
Al referirse a las limitantes que encuentra el cultivo de girasol para crecer en el país, el presidente de ASAGIR destacó la estabilidad de la producción.
«Si uno observa los rindes promedio del girasol en Argentina en los últimos años, no ha habido un crecimiento importante como en maíz, trigo y soja», dijo Alvarado.
«En el caso del girasol hemos disminuido la superficie sin aumentar los rendimientos. Es cierto que el girasol se ha corrido hacia áreas más marginales y esto ha hecho que baje la productividad. Pero también es cierto que existe un paquete tecnológico importante del que debemos hacer uso», explicó el productor representante de El Tejar en el Consejo Directivo de ASAGIR.
A nivel de ensayos el girasol rinde 40-45 qq/ha y en los potreros el promedio país es de 1700 kilos, con variaciones que van de 600 a 2800 – 2900 kilogramos por hectárea. «Ahí hay un tema de la incorporación de tecnología», expresó Alvarado. «El girasol no es un cultivo fácil de hacer. Las enfermedades afectan mucho al cultivo y todavía hace falta un desarrollo importante desde el punto de vista de la genética».
Pese a esto, para Pablo Ogallar, vicepresidente primero de la entidad, «en los últimos años el girasol ha dado un salto tecnológico importante que el productor no lo está percibiendo en su gran magnitud. Es el caso de los girasoles Clearfield, que resuelven uno de los problemas más grandes del cultivo en el país como las malezas».
Comercialización
Por otro lado hay un tema de mercados. «Al ser tan importante la incidencia de Argentina en el mercado internacional, el productor tiene la percepción de que no es un precio tan transparente. Pero se trata justamente de un tema de percepción», dijo Alvarado y agregó que la otra cuestión radica en la forma de medir la bonificación, un elemento que no es incorporado correctamente a la hora de evaluar los precios del cultivo.
Para Pablo Ogallar, el mayor competidor del girasol a nivel país es el precio de la soja. Según el vicepresidente de la entidad, «un precio estable en el marco de un diferencial de entre 20 y 25 dólares de precio entre un cultivo y otro, con la tecnología disponible como el desarrollo de la Siembra Directa, los híbridos específicos y la tecnología Clearfield, el girasol tiene posibilidades de crecer».
«La tecnología actual versus dos años atrás ha dado un paso importante. La idea es poder concentrar esta tecnología en cada una de las regiones, medirlas, trasladárselas al productor para que tenga la opción de mejorar su productividad», concluyó Ogallar.
Mercados mundiales
«Los precios de los cultivos oleaginosos son los más condicionados por el mercado», dijo Francisco Morelli, representante de Cargill en ASAGIR durante la reunión realizada en el Chaco.
En el caso del girasol, el 80 % del valor se obtiene por el aceite. Entre el 65 y el 75 % del grano de girasol se exporta, principalmente como aceite y pellet.
«En el mundo se producen 28 millones de toneladas de girasol y se comercializan 8 millones. Se trata de uno de los principales proveedores de proteínas y aceite. Argentina produce girasol básicamente para exportación y participa con el 33 % del comercio mundial – en 1998 representaba el 68 %-«, explicó Morelli, dimensionando el mercado del cultivo.
Al referirse a uno de los principales desafíos que el cultivo argentino debe enfrentar en el mercado internacional, el especialista de Cargill se refirió al flujo de pesticidas residuales en aceite de girasol.
«Si bien no se trata de un tema de toxicidad, sí representa una limitante comercial si se tienen en cuenta las cada vez mayores exigencias del mercado europeo», explicó Morelli.
El problema radica en la aplicación de pesticidas en almacenaje y en el residuo que permanece durante las restantes etapas de industrialización. Europa tiene un margen de tolerancia de 20 ppm, las reglamentaciones del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) estipulan 500 ppm, mientras que la realidad del país indica la existencia de 2000 ppm.
Para los integrantes de la cadena de girasol nucleados en ASAGIR, no se trata de un problema menor. «En cualquier momento Europa puede endurecer su postura sobre este tema, lo que acarrearía graves perjuicios para la exportación del girasol argentino», destacó Morelli. En este sentido, ASAGIR está trabajando en la difusión del problema. El objetivo es programar capacitaciones que permitan extender una mecánica de control de insectos más válida.
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