En esta nueva etapa de cuatro años de mandato que me han otorgado las cooperativas tras mostrar su confianza en las elecciones celebradas en la Asamblea general del pasado mes de mayo, como presidente de UCAMAN, mi obsesión, y la de mi equipo del Consejo Rector, es la calidad de los productos agroalimentarios que elaboramos y la comercialización de los mismo.
Las cooperativas de Castilla-La Mancha, muchas de ellas con más de medio siglo de experiencia, hemos demostrado ser capaces de adaptarnos a las más vanguardistas tecnologías en los últimos años.
Ahora nuestro credo es la comercialización y la garantía de la calidad de nuestros productos.
Asistimos en este contexto a un momento histórico sin precedentes. La actual Política Agraria Comunitaria (PAC) cambiará sin darnos cuenta en los próximos años, tras la incorporación de los diez nuevos países a la, ahora Europa de los 25, y también nosotros tenemos que cambiar.
A nuestras empresas se les abre un mundo nuevo de oportunidades comerciales, aunque perdemos otros apoyos económicos de Europa, que irán a parar a nuestros nuevos vecinos.
Un cambio drástico, pero que también tiene que entender la sociedad y ha empezado por nosotros.
La sociedad rural y el mercado demandan un cambio en sus estructuras empresariales agrarias. Un cambio cuyo testigo hemos recogido las cooperativas para hacer de estas empresas no ya la prolongación de las explotaciones agrarias y ganaderas, sino el epicentro económico de nuestras explotaciones. Hemos de producir en función de la demanda de la cooperativa y los productos que requiere la misma para satisfacer y dar respuesta a los requisitos de sus clientes.
Así lo exige el consumidor y el mercado, y así lo están entendiendo hombres valientes de las cooperativas que ya están apostando por el cambio.
Debemos acordarnos de porqué nacieron las cooperativas. Eran tiempos de crisis aquellos, cuando quienes compraban la uva u otros productos agrarios se negaban a pagar precios decentes. A principios del siglo XXI asistimos a otro tipo situaciones. La evolución y globalización de los mercados mundiales y la apertura de los mismos exige cambios en nuestras mentalidades.
Unos cambios que están siendo asumidos ya por consejos rectores de cooperativas valientes que lo han entendido así y por otras tantas que, una vez adecuadas sus explotaciones agrarias y las propias instalaciones de su cooperativa, han visto que el siguiente paso son las inversiones intangibles.
Las cooperativas están adoptando una cultura empresarial radical, incorporando sistemas de gestión rigurosos y profesionales que aumenten la productividad y competitividad favoreciendo la creatividad y la información.
Hay que hacer un esfuerzo importante para aumentar la dimensión empresarial de nuestras cooperativas, con el objetivo de concentrar la oferta (fusiones, adsorciones, Coop. de segundo grado, acciones de intercooperación, etc.) y mejorar nuestra eficacia en relación con la distribución, atendiendo sus necesidades y asegurándoles el suministro.
El sector cooperativo castellano-manchego está asistiendo a una política de saneamiento y fortalecimiento financiero, compatibilizado con una buena remuneración de los productos de los socios.
La nueva dirección de UCAMAN asume que las explotaciones y las instalaciones están en buena línea de salida al mercado. Ahora hay que hacer hincapié en una buena política empresarial, de comercialización, del marketing y de los valores intangibles que no exige el mercado, y en esta línea UCAMAN trabajará los próximos cuatro años.
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