El Inspector General del Departamento de Agricultura de EEUU (USDA) acaba de presentar un informe en el que se destacan algunos de los puntos débiles del programa de vigilancia de la EEB en el país. La presentación de este informe ha coincidido con la comparecencia de la Secretaria de Agricultura, Ann Veneman ante la Comisión de Agricultura del Congreso, por este mismo tema.
Inicialmente estaba previsto analizar 12.500 animales al año, pero tras la detección del caso de EEB en diciembre del año pasado, las autoridades de EEUU decidieron elevar esa cifra a 220.000 animales en un período de 12 a 18 meses.
Uno de los puntos más cuestionados del programa es que el muestreo no es aleatorio sino voluntario. En consecuencia no se puede obtener una proyección estadística realista, ni una representación geográfica adecuada.
Tampoco se consideran acertadas las previsiones de análisis de animales sanos. Frente a los más de 220.000 test en animales de alto riesgo, solo está previsto analizar unos 20.000 animales clínicamente sanos. Teniendo en cuenta que en EEUU hay 45 millones de animales vacunos adultos, los análisis previstos pueden sugerir un nivel de seguridad más elevado que el real.
El informe también sugiere que es preciso establecer un umbral de edad para la realización de los test, de forma que se hagan de forma estandarizada y se evite la confusión. Se ha hablado de 20 meses, 24 meses o más de 30 meses. Además, sería preciso establecer un proceso para obtener muestras de los animales caídos en la explotación, debido a que los ganaderos pueden ser reticentes a que se analicen sus animales, así como contar con una definición clara y uniforme de «animal caído».
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