Madrid, 23 de julio´04. El borrador discutido el pasado miércoles en el seno de la OMC para fijar las reglas sobre las que se asentará el comercio internacional en el futuro, ahonda en la ídea de la liberalización del comercio de las producciones agrícolas. Javier Sánchez Ansó, responsable de Relaciones Internacionales de COAG, ha señalado que el borrador planteado por la OMC para liberalizar el comercio de bienes agrícolas incide negativamente sobre el sistema de producción agrícola mundial puesto que no beneficia a los agricultores de los países pobres y pone en peligro la viabilidad de las explotaciones familiares en Europa.
Sánchez ha precisado que « la apertura del mercado agrícola beneficiará a las multinacionales de este sector, ya que permitirá a éstas producir con bajos costes en países menos desarrollados, con mano de obra explotada y modelos de producción nefastos para el medio ambiente y la seguridad alimentaria, y exportar esas partidas a regiones más ricas, con unos márgenes comerciales elevadísimos, lo que destruye el tejido productivo familiar de los Estados que reciben estas mercancías, un tejido rural familiar que se basa en unos modelos respetuosos con el entorno y que aseguran la calidad y las seguridad de los alimentos ».
COAG mantiene que no se puede anteponer la promoción de una agricultura exportadora centrada en monocultivos para la exportación, sin asegurar un tejido productivo extendido sobre la base de la población que vive y trabaja en el campo, basado en la diversificación de cultivos que cubran la mayor parte de las necesidades del país y sin potenciar la transformación alimentaria y sus propios mercados internos. Es necesario defender el concepto de soberania alimentaria, entendido como el derecho de cada pueblo a definir sus propias políticas agrarias y alimentarias ya que la experiencia ha demostrado los perversos efectos de las zonas de libre comercio para los núcleos rurales; miles de campesinos obligados al abandono de su explotación para desplazarse a las zonas urbanas.
Desde esta organización se insta a la UE a que no utilice la agricultura como moneda de cambio en las negociaciones de la OMC para conseguir ventajas en otros sectores productivos. En este sentido, el responsable de RR.II de COAG, ha mostrado su preocupación porque la UE asuma las indicaciones de la OMC en el terreno agrícola, “indicaciones que no respetan los criterios de medio ambiente, ni la calidad alimentaria, e impulsan la industrialización de la agricultura y no evitan que desaparezca el hambre».
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