En el sur de nueva Zelanda se han detectado seis explotaciones de vacuno lechero con ergotismo gangrenoso, según la información del Staff.com. Se trata de una enfermedad que es muy poco frecuente que se produzca. Está producida por la toxina de un hongo que se encuentra en el ryegrass. No tiene cura conocida por lo que es preciso sacrificar todos los animales afectados. Produce cojera severa de los miembros posteriores, que progresa antes producir gangrena, provocando un desprendimiento de la piel y los tejidos alrededor del casco.
La toxina ergotamina es producida por el hongo Claviceps purpura o Claviceps paspalum, conocido como el cornezuelo del centeno. La toxina puede dividirse en dos categorías, la forma neurológica que hace que los animales se tambaleen (C. paspalum) y la forma gangrenosa (C. purpurea). Esta forma provoca la vasoconstricción que puede conducir a la pérdida de las orejas, el rabo o incluso las pezuñas. La eutanasia se considera como la mejor solución.
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