Las restricciones de movimiento impuestas por la administración para evitar la propagación de la lengua azul están trayendo consigo problemas de aplicación. Los animales criados en extensivo y que están en trashumancia tienen que volver a sus localizaciones de origen, por lo que la limitación de estos movimientos puede generar importantes inconvenientes. Esta es una de las cuestiones que se pusieron sobre la mesa, en la reunión que esta semana ha mantenido el Ministerio de Agricultura con los representantes de los productores, cooperativas, industrias y transportistas.
También se señaló el problema que supone las medidas de restricción del movimiento para los animales para vida, de cara a los centros de tipificación. Se indicó que éstos son al fin y al cabo, centros de agrupamiento de animales cuyo destino es el matadero.
Asimismo, se planteó que estas restricciones afectan muy especialmente al cebo. Los productores, si no disponen de de instalaciones para realizar el cebo in situ, se van a encontrar con animales que están subiendo de peso y perdiendo valor, pero que sigue consumiendo alimento, y disparando los costes de producción. Por otro lado, los cebaderos van a encontrarse sin tener animales con los que cubrir sus plazas.
Los mataderos plantearon que habría que evitar su desabastecimiento, para lo que sería fundamental una comunicación fluida entre todas las autoridades competentes.
Entre otras propuestas, se ha solicitado que en las zonas restringidas se permita el movimiento para vida en ciertos supuestos, que se actualicen las indemnizaciones por sacrificio por estar obsoletas y que se establezcan ayudas por la pérdida de renta motivada por las restricciones en el movimiento de animales.
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