En Francia, entre 1997 y 2002, un servicio público y gratuito recogía y destruía los animales muertos en explotación, así como los subproductos de matadero. Dicho sistema se financiaba con una tasa que pagaba la distribución y que gravaba las carnes vendidas, tanto nacionales como importadas. Este sistema ha estado muy cuestionado, en relación a su compatibilidad con la legislación comunitaria. Tanto es así, que desde 2004, el sistema de recogida y destrucción de subproductos se financia a través de una tasa que se cobra en el matadero.

La Comisión ha declarado dichas ayudas nacionales como compatibles, aunque ha impuesto que Francia devuelva los importes de las tasas cobradas a las carnes importadas entre 1997 y 2000. Asimismo, dado que algunos comercios se vieron exonerados del pago de la tasa, la Comisión lo ha considerado como una ayuda nacional y ha establecido que debe ser reembolsada.