Tradicionalmente siempre se ha creído que los estiércoles de las vacas de leche contribuían en gran medida a la polución del aire. Un estudio llevado a cabo por la Universidad de California-Davis ha puesto de manifiesto que la cantidad de polución es la mitad de la que originalmente se creía y que el origen no solo procede de los estiércoles, sino fundamentalmente de los eructos de las vacas.
Estos resultados podrían ser muy valiosos, dado que por primera vez se sabría cual es el principal origen de la polución. Por tanto, se podría reorientar la gestión de las explotaciones, especialmente de cara a la alimentación proporcionada a los animales.
En el estudio se han utilizado dos cámaras medioambientales para alojar las vacas. Se han medido la producción de gases orgánicos volátiles, así como de mentano y amonio procedentes del animal y del estiércol. También se han grabado a las vacas para correlacionar el tiempo de emisión con sus actividades tales como comer, rumiar o excretar.
El estudio mostró que las vacas y sus deyecciones producen 2,8 kg de compuestos orgánicos volátiles por año. La normativa medioambiental de California está basada en un estudio llevado a cabo en 1938, que estimaba una emisión de 5,8 kg por año, es decir, el doble de lo que se ha detectado en esta última investigación. Además, del total de 2,8 kg encontrados, solo 1,13 kg procedían de las excreciones, es decir, un 40%.
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