A las vacas a las que se les proporcionan hormonas para activar la ovulación pueden tener más problemas para quedarse preñadas y para llevar su preñez a buen término, que las que ovulan normalmente. Estas son las principales conclusiones de un artículo recién publicado en PNAS y dirigido por el Profesor George Perry.
Animales y humanos producen, de forma natural, la hormona gonadotropina. Cuando ésta se administra como parte de un programa de reproducción asistida, el folículo del ovario puede variar de tamaño y de madurez fisiológica.
Para comprobar como el tamaño del folículo afecta a la fertilidad, el Prof. Perry y otros investigadores examinaron 165 vacas tratadas con hormonas, incluyendo la gonadotropina, y las compararon con otras 179 vacas a las que se les permitió ovular espontáneamente.
Los investigadores detectaron que si las vacas tratadas con gonadotropinas ovulaban cuando sus folículos eran más pequeños de lo normal, quedaban menos veces preñadas y tenían más abortos. Sin embargo, el tamaño del folículo no influía en la fertilidad de las vacas no tratadas. Los investigadores barajan que la gonadotropina puede provocar descargas hormonales antes de la madurez del folículo.
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