Bruselas. El 14 de abril de 2005, el Presidente del COPA, Peter GAEMELKE, y el Presidente de la COGECA, Eduardo BAAMONDE, se reunieron con el Comisario de Comercio de la UE, Peter MANDELSON, para discutir sobre las negociaciones de la OMC.
Los Presidentes del COPA y de la COGECA le han recordado la firme promesa que hizo el Consejo de Ministros, al declarar que el límite de las negociaciones sobre agricultura de la OMC, se fijó con la reforma de la Política Agraria Común de 2003. Efectivamente, el Consejo dijo claramente que no se asumirían compromisos en la OMC que rebasaran la nueva PAC que se está ya aplicando. Esperamos que nuestros negociadores lo tengan en Según han seguido comentando, esta última reforma de la PAC le ha permitido a la UE poner una gran oferta sobre la mesa de negociaciones de la OMC. Ahora, esperamos de nuestros asociados comerciales que hagan una oferta equivalente a la de la UE. No podemos aceptar que otras formas de apoyo utilizadas por nuestros socios comerciales – ya se trate de pagos contracíclicos, “marketing loans”, créditos a la exportación, Empresas Comerciales de Estado, el uso abusivo de la ayuda alimentaria u otras ayudas que distorsionan los intercambios – no queden sujetas a una disciplina paralela.
Y debe alcanzarse un resultado equilibrado entre los tres pilares principales de las negociaciones sobre agricultura. La oferta tan sustancial presentada por la UE con concesiones en cuanto a las ayudas internas y la competencia de las exportaciones debe
ser compensada con un resultado satisfactorio en cuanto al acceso al mercado. Hemos recorrido mucho camino para aproximar nuestros precios de los niveles mundiales, a través de la reforma de la PAC, pero ya hemos llegado al límite.
También han destacado la disponibilidad de los agricultores y de sus cooperativas a tener en cuenta las preocupaciones de la sociedad europea a favor de una agricultura sostenible respetuosa de la seguridad alimentaria, del medio ambiente y del bienestar de los animales, a pesar de que los agricultores europeos se queden así en una situación de considerable desventaja competitiva, cuando se abran nuestras fronteras a las importaciones que no respetan las mismas normas, y que por consiguiente tienen menores costes de producción.
Parece absurdo que los agricultores de Europa, que producen de una manera respetuosa de las exigencias que le impone la sociedad, deban quedar fuera de juego, para dar cabida a importaciones que no respetan el bienestar de los animales o procedentes de países donde se han talado ampliamente los bosques para producir.
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