Hace algo más de un mes se anunció a raíz de una reunión en París que los principales negociadores de la Organización Mundial del Comercio (OMC) habían alcanzado un acuerdo fundamental para desbloquear las negociaciones, referido a la transformación de los aranceles que se ponen como una cantidad de dinero por unidad de producto en porcentajes sobre el valor del producto, a efectos de la negociación sobre reducción arancelaria.
Sin embargo, este acuerdo se dejó una serie de “flecos” en esta cuestión sobre los que no hubo acuerdo y que se esperaba acordar más adelante. El principal de estos “flecos” era el cálculo de estos aranceles en el caso del azúcar, sobre el que no ha sido posible alcanzar un acuerdo por el momento, a pesar de numerosos reuniones.
El problema principal es la inexistencia de un precio mundial fiable que tomar como referencia, debido a la existencia de múltiples distorsiones que afectan a los llamados precio internacionales, derivadas de múltiples ayudas, tanto directas como indirectas que existen en la mayor parte de los países productores.
Brasil y los países más liberales con el comercio internacional reivindican el uso del “precio mundial”, mientras que la UE y Estados Unidos opinan que se trata de un precio de dumping que no refleja la realidad del mercado.
El asunto es importante, ya que un cálculo desfavorable de la reducción de aranceles que se negocie en la OMC podría complicar aun más, si cabe, las difíciles perspectivas del sector azucarero en la UE.
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