Los pequeños agricultores son una fuerza fundamental a tener en cuenta en cuanto a su papel en la lucha contra el hambre y la pobreza en el Mundo. Este el principal mensaje a los líderes del G8 de seminario «El futuro de las pequeños agricultores» organizado por Instituto Internacional de Investigación sobre Política Agraria (IFPRI), una de las organizaciones de la red mundial de investigación agraria del CGIAR, que tuvo lugar en el Imperial College de Londres, del 26 al 29 de junio.
El 70% de los pobres del mundo viven en zonas rurales de los países en desarrollo, y la mayor parte de ellos dependen de la agricultura como principal fuente de renta y subsistencia. La inversión en la pequeña agricultura es fundamental para la salida de la pobreza y catalizar el crecimiento económico.
La globalización, que incluye el gran incremento de los supermercados en los países en desarrollo, los bajos precios del mercado mundial, el impacto negativo del posible Cambio Climático, la expansión del SIDA en África y el crecimiento demográfico, son factores que están haciendo que los pequeños agricultores sean más pequeños que nunca. Además estas pequeñas y dispersas entidades no tienen voz ni influencia política.
Algunas de las principales conclusiones del seminario son las siguientes:
– Es necesaria una mayor inversión en infraestructuras rurales en los países en desarrollo, como carreteras, regadío y electricidad; así como servicios de investigación agraria y servicios dirigidos a la pequeña agricultura.
– En muchos países africanos no se pueden realizar estas inversiones por impedirlo la capacidad y calidad de las instituciones del estado que deben canalizarla. Estas instituciones deben ser reforzadas con reformas que incrementen el protagonismo de la sociedad civil, como organizaciones de agricultores y el sector privado.
– Los donantes deben pensar cuidadosamente que las ayudas deben servir para fomentar programas de reforma, sopesando el peligro de que un aumento de las ayudas externas pudiera desincentivar a los gobiernos receptores a acometer por si mismos las reformas necesarias.
– Hay una necesidad de redefinir el papel de los estados en la provisión de ayudas a los pequeños agricultores. Los programas estructurales deben incluir el suministro a los pequeños agricultores de semillas de alta calidad, fertilizantes, asesoramiento técnico, crédito y servicios de comercialización, llenando un vacío que en la mayor parte de África no ha sido posible cubrir hasta ahora con el sector privado. El estado debe jugar un papel activo para desarrollar mercados y atraer inversiones.
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