Un trabajo de investigadores de la Universidad de Illinois han sugiere un mecanismo bioquimico por el que determinados compuestos de los alimentos, como el sulforafano del brécol o el resveratol del vino tinto, pueden combatir el cáncer.
Se trata de dos proteínas denominadas Keap1 y Nrf2. la primera detecta la presencia de componentes antioxidantes, como el sulforafano y el resveratol que se ligan a sus radicales de cisteína. Keap1 se une a Nrf2, que es el mensajero que desencadena la producción de proteínas que protegen de daños en el ADN, que es la causa del cáncer.
Según parece la clave está en la modificación de la cisterna de la proteína Keap1 por parte de los antioxidantes, que es lo que estimula al mensajero Nrf2, y consecuentemente la protección del ADN.
El descubrimiento puede tener la mayor importancia al dirigir la investigación farmacéutica hacia substancias que actúen sobre estas proteínas.
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