Científicos de la Universidad de Minnesota han detectado que hay abejas que tienen un comportamiento higiénico que les permite luchar contra la varroa. Cuando una hembra de varroa le llega el momento de reproducirse, ataca una celdilla de la colmena con una larva de abeja en desarrollo. Llega a producir hasta cinco hijas y un hijo, que cuando son lo suficientemente mayores, atacan a la larva de la abeja y se alimenta de su sangre. Esto puede provocar en la abeja inmadura malformaciones, como que le falten patas o alas.
Cuando las abejas alcanzan el estado adulto, y están listas para salir, liberan sin querer a la madre e hijas ácaro, que buscan nuevas abejas para parasitarlas hasta que están listas para reproducirse.
En el caso de las abejas que tienen comportamiento higiénico, cuando detectan a la cría infectada, lo que sucede es que rompen la puerta cerosa de la celda y se comen a la abeja parasitada. Esto tiene importantes consecuencias contra el ácaro. El ciclo vital de la varroa se ve interrumpido, el ácaro inmaduro muere de hambre o puede ser comido junto con la larva infectada.
En esta actividad de higiene intervienen normalmente dos o más abejas. Una es la que actúa de detectora de la larva infectada y luego viene la destructora, que consume el contenido de la celdilla.
La cría de los ácaros es destrozada en este proceso, aunque la madre suele sobrevivir. Sin embargo, las interrupciones repetidas pueden afectar a su ciclo reproductivo.
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