Elegir entre almacenar los purines en balsas o en fosas va a influir mucho en las emisiones de amoniaco que se produzcan. Las balsas de purines están diseñadas para que sea mayor la volatilización del amoniaco, por lo que se reduce el contenido de nitrógeno en el purín. Por tanto, los productores pueden aplicar más purin en menor cantidad de terreno sin exceder los límites de las necesidades de nutrientes de las cosechas, con lo que se reducen los costes de transporte del purin, al no tener que recorrer grandes distancias. En las fosas ocurre lo contrario, hay menos volatilidad del amoniaco, por lo que el purin contiene más nitrógeno y se precisa más superficie de terreno. Estas son las principales conclusiones de un estudio realizado por el Departamento de Agricultura de EEUU (USDA).
El estudio ha estimado que en las grandes explotaciones de porcino, considerando como tales las que están por encima de los 1.000 cerdos de cebo, donde se usan balsas, las emisiones de amoniaco por animal son el doble que en las que usan fosas. Asimismo, las emisiones totales por animal en una explotación con balsas son casi tres veces más elevadas que las que usan fosas.
En una situación que requiriera la reducción de las emisiones de amoníaco utilizando sistemas como cubrir las balsas o la inyección del purin, las explotaciones que utilizan balsas frente a las que usan fosas tendrían más costes y por tanto una reducción en los beneficios (12% frente a 2%). No obstante, las explotaciones con balsa tendrían un descenso de un 36% en la reducción de las emisiones de amoníaco comparado con un 7% en las de fosas.
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