Valladolid, jueves, 06 de abril de 2006. Tradicionalmente los agricultores y los ganaderos teníamos que hacer frente a problemas e incertidumbres que estaban más relacionadas con la propia naturaleza o con el precio de nuestros productos: que si llueve, que si hiela, ahora llega una plaga, una enfermedad que ataca nuestra explotación o cuál es el precio del trigo, del cordero o de los pimientos… Sin embargo, últimamente, especialmente tras la entrada de nuestro país en la antigua Comunidad Económica Europea hoy Unión Europea en 1986 el principal problema al que nos enfrentamos los profesionales no es otro que la “burrocracia”, perdón, quise decir burocracia, que nos inunda como antaño hacían los cauces y arroyos nuestras explotaciones.
Recientemente la prensa publicaba un chiste en el que dos agricultores se encontraban y uno le preguntaba a otro si iba a hacer la PAC y en la siguiente viñeta se le veían con el tractor lleno de papeles. Esa es la auténtica realidad que vive el sector agrario que choca, día tras día, con Organizaciones Comunes de Mercados, Reglamentos Comunitarios, Reales Decretos, Ordenes…
Si la campaña pasada fue un auténtico suplicio para los agricultores y ganaderos de Valladolid con la aparición del SIGPAC, otro artículo de opinión se podría escribir sobre el bombardeo de siglas y nombres raros en general que soportamos, que dejó para el olvido a uno de nuestros compañeros de toda la vida el catastro, que decir de la actual. A ambas sólo tenemos que agradecerlas, y tengo yo mis dudas, que nos ha obligado a más de uno a enfrentarnos, por primera vez, con ese monstruo que es la informática, internet y demás artilugios, provocándonos tremendos dolores de cabeza pues por arte de magia nuestras parcelas crecía o se reducían, según la foto que el satélite iba sacando de nuestros pueblos.
En 2006 se aplica ya en toda su extensión el Pago Único el nuevo sistema de aplicación de la Política Agraria Comunitaria. Surgen palabros como hectáreas admisibles, derechos, desacoplamiento, condicionalidad… casi impronunciables que nos obligan a convertirnos en auténticos devoradores de Boletines Oficiales o Diarios Europeos. El choque con las Administraciones ha sido simplemente brutal: derechos que no aparecen, reclamaciones que no se escuchan… y para colmo de males, como consecuencia de la imprevisión casi endémica de nuestros gobernantes, se dan circunstancias como las vividas en Castilla y León que finalizado el plazo inicial de presentación de solicitudes de la PAC el 10 de marzo las entidades colaboradoras no contaban con la aplicación informática para poder resolver los cerca de 100.000 expedientes que se van a recoger en las oficinas de la Consejería de Agricultura y Ganadería.
Es indudable que alguien debe asumir la responsabilidad de esta situación que no ha hecho sino incrementar la ya gran incertidumbre que los agricultores y ganaderos de Valladolid vivimos ante el negro o, por lo menos, dudoso futuro que se nos espera en los próximos años. No me quiero imaginar el alboroto que se podría formar si, por ejemplo, los funcionarios de nuestra queridas Administraciones ven como el día de cobro se acerca, pasa y no ven en su cuenta corriente registrada su nómina, mientras escuchan que todo obedece a un problema informático de un archivo que no se ejecuta o que bloquea “Windows”.
Esperemos que la misma paciencia y flexibilidad que hemos tenido nosotros la tenga la Administración a la hora de aplicar la PAC y sus penalizaciones dada la campaña tan “peculiar” que estamos teniendo.
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