Hoy estamos celebrando nuestro día, el Día Internacional de Mujer Rural, por tercer año consecutivo desde FADEMUR. Como sabéis, en 1995 la Conferencia Mundial de la Mujer se propuso que todos los 15 de octubre sirvieran para celebrar juntas el hecho de ser mujeres rurales y reivindicar cada año un tema de nuestro especial interés.
Este año el tema elegido es la necesidad de ser y creernos líderes de nuestra propia comunidad. Las mujeres rurales queremos igualdad y progreso y para ello tenemos que tomar ya la iniciativa, ser protagonistas en este proceso que con tanta ilusión hemos comenzado.
No queremos un papel secundario en el que las Administraciones Públicas decidan qué es lo que necesitamos y lo pongan en marcha sin consultarnos.
Estamos preparadas y vamos a prepararnos más y mejor para ser las genuinas interlocutoras en cada toma de decisiones que afecten a nuestros pueblos, a nuestros negocios, a nuestras familias, a nosotras mismas.
Es preciso fomentar en nuestros pueblos la formación continua para las mujeres trabajadoras y el acceso al uso de las nuevas tecnologías como instrumento para romper el aislamiento y la invisibilidad.
Tenemos que utilizar estos nuevos canales de comunicación sin fronteras, para informarnos, para dar nuestra opinión, para estar en contacto, para facilitarnos el trabajo diario.
Muchas mujeres aquí presentes llevan años luchando por la igualdad y los derechos sociales y reproductivos. Como sabéis, acabamos de celebrar el 75 aniversario del voto femenino en España.
Todas nosotras tenemos la suerte de vivir en un país democrático en el que las leyes y las instituciones públicas reconocen dicha igualdad y trabajan removiendo los obstáculos que nos impiden desarrollar todo nuestro potencial como seres humanos.
En estas circunstancias sociales y políticas, excepcionales en comparación con la situación de la mujer en general en el mundo, nosotras tenemos que ser valientes.
Es el momento de dar un paso firme adelante y asumir con energía el liderazgo.
Tenemos que hacer este esfuerzo y luchar contra nuestra costumbre de quedar en segundo plano porque en realidad nuestras opiniones siempre han tenido importancia en la comunidad pero han prevalecido desde la invisibilidad.
Esta vez tenemos que ser protagonistas a la hora de ejercer y mejorar nuestros derechos políticos y sociales. Sin miedos, sin complejos, tendiendo siempre una mano a nuestros compañeros varones pero sin renunciar a nuestros propios puntos de vista.
Para que cada una de nosotras podamos ser lideres en nuestra asociación, en nuestro pueblo, en nuestra cooperativa es preciso apoyarnos unas a otras, escucharnos mutuamente, tender puentes de colaboración entre las asociaciones para ser cada vez más fuertes y poder ser escuchadas con una sola voz.
El liderazgo de cada una de vosotras crecerá si somos capaces primero de disfrutar de nuestra libertad y autonomía personal. No tenemos que pedir permiso para ello, la libertad no se pide, se toma, se conquista cada día gestionando nuestro tiempo, decidiendo qué es prioritario para nosotras, qué es lo que realmente queremos hacer o con quien queremos estar.
Las mujeres rurales tenemos mucho que decir y mucho que aportar a la sociedad en su conjunto.
Es el momento de hacerlo. Vamos a hacerlo.
Y desde este nuevo papel más activo en la vida colectiva y política, las mujeres rurales defendemos nuestros intereses económicos y la necesidad de trabajar la tierra y los recursos naturales de forma sostenible y con futuro para nuestros hijos.
Somos descendientes de autenticas ecologistas, somos las autenticas inventoras del reciclaje, cada uno de nuestros gestos diarios y cotidianos ahorra agua y recursos energéticos.
Nuestra forma de vida contribuye a la preservación del medio ambiente y la sostenibilidad de toda la sociedad. Estamos orgullosas de ello. No queremos marcharnos de nuestros pueblos. Queremos igualdad de oportunidades para seguir habitándolos con alegría.
Por esta razón tenemos mucho que decir como agricultoras y ganaderas, además de consumidoras y responsables de la alimentación de muchos hogares.
El desarrollo social y económico de este país no puede seguir ignorando lo que tenemos que decir las mujeres rurales.
Aceptamos este desafío y vamos a construir un futuro mejor.
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