Bacterias anaerobias que existen en los purines porcinos son las responables de la producción del gas sulfhídrico. Este gas, que tiene un olor a huevos podridos, puede resultar muy peligroso al que lo respire, tanto si se trata de animales como personas.
El investigador Monte Fuhrman, del Centro Agrario de Sioux en Dakota del Sur (EEUU), advierte sobre la peligrosidad del gas y de las precauciones que son preciso tomar. Se detecta en concentraciones de 10 ppm y puede resultar mortal si la concentración se eleva por encima de 500 ppm. El gas irrita las mucosas, se absorbe por los pulmones y puede causar parálisis nerviosa si está en altas concentraciones. También provoca cianosis, espasmos convulsivos y muerte.
Fuhrman aconseja que es preferible bombear los purines cuando en las instalaciones no hay cerdos. Además, durante el bombeo es necesario mantener las ventanas abiertas y/o utilizar ventilación forzada, incluso si es invierno. Es fundamental que el ganadero no entre en una instalación en la que ya hay cerdos muertos o afectados, dado que los rescatadores se convierten frecuentemente en víctimas.
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