Las medidas de bioseguridad son la barrera más importante para prevenir la introducción y propagación de la enfermedad de Newcastle, según la opinión de la Autoridad Europea de Seguridad de los Alimentos (AESA). La vacunación puede resultar una herramienta útil para el control de la enfermedad, pero siempre que vaya ligada a las medidas de bioseguridad.
La AESA alerta del peligro de un mal uso de la vacunación, que puede hacer que la enfermedad se vuelva endémica, por lo que recomienda que se apliquen óptimos programas de vacunación.
Actualmente hay disponibles y autorizadas vacunas con virus inactivados y virus vivos, aunque no hay ninguna autorizada para especies menores. Las vacunas actuales son efectivas y baratas de producir, según la AESA, sin embargo no permiten distinguir entre animal vacunado y no vacunado. Por este motivo, la Autoridad cree que hay que incentivar, tanto a nivel nacional como de la UE, la investigación de vacunas que permitan diferenciar los animales vacunados.
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