Utilizar una variedad de cebada u otra, en la alimentación de las vacas lecheras, no es un asunto baladí. Según la variedad de cebada utilizada se puede modificar la producción de grasa de la leche y el proceso de fermentación en el rumen. Así lo ha puesto de manifiesto un estudio realizado por la Universidad de Alberta (Canadá) y cuyos resultados se han publicado en el número de junio del Journal of Dairy Sciences.
En el estudio se tomaron 4 vacas primíparas canuladas ruminalmente y 4 vacas multíparas canuladas ruminal y duodenalmente. Se aplicaron diferentes tratamientos, combinándose dos concentraciones de almidón (30 vs 23% de materia seca) y dos variedades de cebada (Xena vs. Dillon). Xena tenía una concentración de almidón más elevada (58,7 vs. 50%) que Dillon. Todas las dietas experimentales se formularon para proporcionar un 18,3% de proteína cruda y un 20% de fibra forrajera.
Los resultados del estudio pusieron de manifiesto que los tratamientos no afectaban ni a los rendimientos lácteos ni a la ingesta de materia seca. La concentración de grasa en la leche (3.55 vs. 3.29%) fue mayor en las vacas alimentadas con Dillon que en las alimentadas con Xena, pero no hubo diferencias según variara la concentración de hidratos de carbono.
La digestión ruminal del almidón fue mayor en vacas alimentadas con dietas ricas en hidratos de carbono que en las pobres (4.55 vs. 2.49 kg/d) y tendió a ser mayor en vacas alimentadas con Xena que en las alimentadas con Dillon (3.85 vs. 3.19 kg/d). Además, en las dietas con Xena o, con alto contenido en almidón, el pH ruminal se situó por debajo de 5,8 durante más tiempo (6.6 vs. 4.0 y 6.4 vs. 4.2 h/d) y se constató mayor digestibilidad total del almidón (94.3 vs. 93.0 y 94.3 vs. 93.0%).
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