Uno de los mayores factores limitantes en la utilización de los DDG en la dieta de los animales es su gran variabilidad en calidad y composición, según se obtengan de una planta a otra, o incluso dentro de la misma planta. Científicos de la Universidad de Purdue aconsejan tener en cuenta una serie de factores cuando se añadan DDG en la dieta de los pollos.
El proceso de secado de los DDG puede resultar en proteínas dañadas, lo que reduce la digestibilidad de ciertos aminoácidos como la lisina, que puede oscilar entre un 59-84%. Por tanto, cuando se añade una gran cantidad de DDG hay que considerar añadir lisina sintética.
También puede variar la cantidad de grasa que se incluya en la dieta. Los DDG tienen más aceite que el grano de maíz. No obstante, el contenido de energía de los DDG puede variar debido, en parte, a la caramelización del almidón durante el período de secado. Por ejemplo, la energía metabolizable puede oscilar entre 533 a 625 kcal/kg.
El contenido de fósforo también puede variar en los DDG entre 0,62 a 0,77%, mientras que en el maíz es de un 0,3%, no obstante, la biodisponibilidad es entre 2 a 3 veces más grande que en el maíz.
Otra cuestión a tener en cuenta es el aumento del contenido de sodio en los DDG debido a la adición de cloruro sódico (sal común) para favorecer su proceso de secado. Si los pollos consumen más sodio del necesitado, las aves consumen más agua, generando unas deyecciones más líquidas.
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