La Comisión Europea ha adoptado un reglamento con una derogación de la norma de tolerancia cero en el caso de detección de fragmentos de hueso (de ratón o de conejo, por ejemplo) debidos a la contaminación por el medio ambiente de las materias primas de origen vegetal destinadas a la producción de alimentación animal. El reglamento extiende la derogación, ya aplicada a la pulpa de remolacha, a todos los materiales de origen vegetal destinados a los piensos, en especial los cereales y forrajes. Esta medida es parte de la política de la Comisión Europea de revisar las normas en relación con la EEB, debido a la situación de mejoría experimentada por la enfermedad.

Se ha demostrado que la contaminación de las cosechas por fragmentos de hueso presentes en el suelo no puede evitarse durante la recolección.