Investigadores del Instituto de Química Bioorgánica de la Academia rusa de las Ciencias han plantado 300.000 álamos y abedules transgénicos. Dichos árboles tienen modificado su ADN con el fin de aumentar su velocidad de crecimiento y desarrollar una pulpa de madera más dura.
Actualmente, los árboles se encuentran en invernadero y en otoño serán plantados al aire libre en zonas próximas a las ciudades de San Petesburgo y Nizhny Novgorod, según publica Mosnews. El estudio durará 3 años y si los resultados son positivos se podrían iniciar plantaciones a gran escala, para lo cual sería preciso modificar la legislación rusa sobre organismos modificados genéticamente (OMG), actualmente prohíbe las grandes plantaciones de plantas transgénicas.
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