Un estudio realizado durante 14 años por científicos del Servicio de Investigación Agraria de EEUU (ARS) ha mostrado que las tierras de pasto en las que se ha permitido pastar a los animales se recuperan más eficazmente de los fuegos que las tierras que han sido protegidas contra el ganado. En la investigación, se comparó cómo las plantas autóctonas en las tierras de pasto apacentadas y no apacentadas se recuperaban tras el fuego. Todas las zonas analizadas tuvieron perfiles similares de vegetación y fueron virtualmente libres de espiguillas colgantes (Bromus tectorum L).
En las zonas apacentadas, el ganado comió aproximadamente el 40% del forraje disponible. Las zonas no apacentadas, donde el ganado ha sido excluido desde el 1936, tenían doble la cantidad de vegetación que los sitios apacentados.
En 1993, los científicos realizaron una quema controlada en todas las zonas bajo estudio. Posteriormente, en 2005, 2006 y 2007 se midió la cobertura vegetal, la densidad vegetal y la producción de biomasa. Se comprobó que la espiquilla había infectado una gran porción de las zonas no apacentadas, dejando estas áreas aún más vulnerables a fuegos futuros.
Sin embargo, la espiguilla no fue problema en las zonas apacentadas. La densidad de plantas nativas en las zonas apacentadas fue casi el doble que en las no apacentadas. Según los investigadores, la densidad vegetal en los sitios no apacentados aumentó el calor de los fuegos, que acabaron con la mayoría de la vegetación perenne y permitieron el establecimiento de las plantas invasoras anuales que crecen rápidamente.
Resultados de este estudio fueron publicados en la revista ‘Ecological Applications’ de septiembre del 2009
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