Estudios recientes de la Universidad del Estado de Pennsylvania (EEUU) han mostrado que la utilización de árboles y arbustos en las explotaciones avícolas puede ser una medida muy eficaz para reducir olores, polvo y otros factores medioambientales. Los resultados han mostrado que se consiguen reducciones de hasta un 67% en la emisión de partículas entre 2,5 y 10 micrones a una distancia de 600 metros a favor del viento de un tampón vegetativo.
Observaron que los sauces son más eficaces en capturar partículas finas (iguales o menores a 2,5 micrones), mientras que los enebros son más eficaces para las partículas de tamaño medio (10 micrones).
Los investigadores mostraron que en un estudio realizado en septiembre del año pasado, se conseguían reducciones de entre el 46 al 54% en los niveles de olor, como resultado de la utilización de una vegetación alrededor de la explotación a base de enebros, sauces, perales ornamentales y abedules. También se ha demostrado que la vegetación ayuda a atrapar las emisiones de amonio y que también favorece que se reduzca la transmisión de la bronquitis infecciosa entre las aves de la mismo o distinta explotación.
La cantidad de follaje que se necesita para controlar las emisiones depende del tamaño y tipo de explotación.
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