Si los agricultores pudieran participar en el comercio de los créditos de carbono, probablemente gestionarían sus explotaciones de forma diferente, según ha puesto de manifiesto un informe del Servicio de Investigación Económica del USDA (ERS). Esta política podría fomentar que los agricultores gestionaran las tierras de forma que aumentara la cantidad de carbono almacenado en la materia orgánica del suelo y en la biomasa de las plantas, incluyendo los residuos.
La propiedad de las tierras puede jugar un importante papel en las decisiones de participación de los productores agrarios. Una elevada cuota de secuestro potencial del carbono agrario está en las explotaciones con muchas tierras arrendadas. Normalmente, estas explotaciones se dedican a la ganadería podrían estar más dispuestas que las explotaciones no ganaderas a reconvertirse hacia tierras marginales de cultivo o de pastos. Este tipo de explotaciones también serían las más proclives a aceptar ayudas para cambiar el uso de la tierra, dado que son las que más se acogen a los programas de conservación, como los de transformar tierras de cultivo en pastos.
Uno de los gases efecto invernadero es el dióxido de carbono, el cual puede ser retirado del aire, normalmente a través de la fotosíntesis de las plantas y las cuales devuelven este carbono fotosintético en forma de residuos de cosecha, eso es lo que se llama secuestro de carbono.
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