Mientras que la vendimia se está desarrollando bien y se está recogiendo uva de muy buena calidad, los precios están por los suelos. Normalmente, el precio de la uva suele estar bajo, pero este año, más. Se puede decir que, salvo casos excepcionales, prácticamente todas las zonas productoras están vendiendo por debajo de los costes de producción.
En Rioja no tienen precio en tablillas pero las liquidaciones de la pasada vendimia han estado entre los 0,50 y los 0,65 €/kilo de uva, precios muy por debajo de los costes de producción. Para este año, los bodegueros ya están anunciado que los precios del año pasado eran altos y que esta campaña no se igualarán, lo que está generando un gran malestar entre el sector productor y realización de manifestaciones y protestas.
En Mancha los primeros precios son similares o inferiores al pasado año con tablillas a 0,013 €/kilogrado, tanto para blanca como para tinta. En la D.O. Valdepeñas son 0,014 €/kilogrado para blanca y 0,018 €/kilogrado para tinta.
Las perspectivas del mercado del vino no son nada halagüeñas. Como dato positivo mencionar que el enlace de campaña es considerablemente menor que años anteriores, calculándose entre un 25 un 35% más bajo.
La situación de las exportaciones presenta una doble cara, positiva y negativa. La positiva es que se están desarrollando a muy buen ritmo. En este primer semestre se exportó un 35% más que en el primer semestre del año anterior. El aspecto negativo es que en dicho período, el valor de las exportaciones solo subió un 15%. Esto quiere decir que se está vendido mucho pero barato, lo que repercute directamente en los precios pagados al productor, que son sobre los que siempre se repercute las bajadas de precio que se producen en la cadena productiva.
Otro problema para este año es la aplicación de la OCM para la presente campaña. Hasta ahora, la destilación para “alcohol de uso de boca” era obligatoria para cobrar el pago único. Consumía más o menos 6 millones de hectolitros. Este año, al no ser obligatoria, los alcoholeros solo compraran lo que necesiten y al precio que crean oportuno, por lo que los productores se temen que se va a comprar muy poco, menos de la mitad de lo habitual, y a precios realmente bajos.
La principal esperanza que le queda al sector es que el mercado exterior siga funcionando bien, para que, al menos, no haya muchas existencias. El panorama cambiaria un poco si el cambio euro-dólar fuera más favorable, así además de sacar más mercancía, el precio sería más alto.
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