Un informe elaborado por AVA-ASAJA desvela que el porcentaje de alertas alimentarias registrado en la UE por tonelada exportada procedente de Marruecos es casi seis veces superior al español, mientras que en el caso de Egipto –cuyo nuevo tratado entró en vigor en junio de 2009- ese ratio se dispara hasta 26,6 veces más. “Europa ya se equivocó cuando ratificó el acuerdo con Egipto sin antes acordar las condiciones de reciprocidad en materia medioambiental o fitosanitaria y si no lo remedia el Parlamento Europeo, la situación se agravará cuando se ratifique el acuerdo con Marruecos. Los perjudicados por el doble rasero de la UE serán los agricultores europeos, que no podrán hacer frente a la competencia desleal pero también los consumidores que tendrán frutas y verduras más inseguras”, señala el presidente de AVA-ASAJA, Cristóbal Aguado.
El estudio de AVA-ASAJA relaciona las notificaciones transmitidas a través del Sistema Rápido de Alertas para Alimentos y Piensos (RASFF) con el tonelaje de frutas y verduras colocadas en la UE por estas tres potencias hortofrutícolas entre septiembre de 2008 (momento en el que se armonizó la legislación europea sobre fitosanitarios) y finales de 2010 (últimas estadísticas disponibles). Tales alertas –como la desatada recientemente en Alemania por las dioxinas- se comunican casi en tiempo real entre los Estados miembros para así asegurar una respuesta rápida y coordinada ante irregularidades que afectan a la seguridad alimentaria. Con todo, AVA-ASAJA atribuye el indudable éxito de ser el primer exportador hortofrutícola europeo y a un tiempo hacerlo en condiciones de seguridad tanto a al celo de las revisiones de la Administración previas a la salida de la mercancía – muy especialmente de la valenciana- como a la propia profesionalidad y grado de conocimiento de sus agricultores, circunstancias que duda que se den en países como los dos citados.
Estos días Marruecos vuelve protagonizar dos alarmas alimentarias. Una de ellas se dio en frontera en España y la otra, por usar un fitosanitario prohibido en la UE, en lotes de tomate localizados en un supermercado sueco. “Y esto ocurre ahora, justo cuando más caliente está la revisión del acuerdo con el reino Alauita. Cuando la cuestión se enfríe, no quiero ni imaginar qué es lo que pasará. La generosidad de la UE para importar sin problemas productos baratos marroquíes nos puede acabar saliendo muy cara”, advierte Aguado.
Las conclusiones aportadas por este estudio confirman los datos de las sucesivas memorias de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), que en su último informe de 2008 advirtió que el 7,6% de las muestras tomadas a frutas y hortalizas procedentes de países no comunitarios (como Marruecos o Egipto) tenían residuos de pesticidas superiores a los permitidos, porcentaje que se reduce al 2,4% en el caso de los productos cultivados en la UE. En este caso, superar el límite máximo (LMR) marcado no suele significar una amenaza para la salud del consumidor pero sí supone una evidente violación de la regulación de la UE de la que las producciones de estos países salen indemnes.
Pese a ello, AVA-ASAJA considera que las cifras y ratios obtenidos sólo reflejan una tendencia y no el alcance real del problema. “Los controles son muy laxos, la sensibilidad varía mucho según cada país y la muestra global que se analiza en el que es el primer mercado hortofrutícola del mundo, es ridícula”, matiza Aguado quien advierte que “la seguridad alimentaria se cuestiona en cada ocasión que Europa trata de forma discriminatoria a su agricultores y beneficia las producciones baratas y sin garantías de países terceros”.
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