La administración británica ha encontrado que algunos ganaderos de las Midlands y el South West han realizado prácticas fraudulentas con los crotales de sus animales vacunos positivos a tuberculosis bovina. Se han dado casos en los que, cuando el animal que había dado positivo a las enfermedad, tenía un alto valor reproductivo, el productor fraudulento, le cambiaba el crotal por el de otro animal sano pero de menos valor, para sacrificar éste en lugar del valioso.
Por este motivo, el Departamento de Asuntos Rurales del Reino Unido (DEFRA) ha decidido introducir normas más restrictivas que eviten esta picaresca, que es muy peligrosa para la sanidad de la cabaña vacuna y la fauna silvestre, ya que favorece que se propague la enfermedad.
La media adoptada es que cuando un animal vacuno de positivo a la tuberculosis bovina, inmediatamente se va a crotalar y una muestra de su ADN se va a remitir a las autoridades sanitarias. Cuando los animales se manden a matadero, de manera aleatoria, se va a comprobar si el animal que lleva el crotal tiene el mismo ADN que la muestra registrada.
No hay que irse al Reino Unido, concretamente en Santiago-Pontones (Jaén) existen dos explotaciones de bovino de manso de dos hermanos, que aun teniendo códigos diferentes, el total de animales (sobre 500) permanecen juntos en zonas con fauna silvestre tuberculosa y curiosamente a pesar de ser trashumantes nunca salen animales positivos. Esto es sabido por ganaderos y autoridades sanitarias de la zona, pero hacen la vista gorda. La alarma de animales positivos salto en 2020 cuando vendieron vacas a otra explotación de la localidad de Hornos de Segura y al sacrificarlas se detectó que eran tuberculosas, sin haber permanecido el tiempo necesario en la segunda explotación para contraer la enfermedad.