El creciente aumento de la población mundial va a conllevar a que en 2050 se aumente la demanda de agua en un 55%, de acuerdo con las previsiones de la OCDE. Casi 240 millones de personas (especialmente del área rural) no tendrá acceso en 2050 a una fuerte de agua en condiciones mejoradas y casi 1.400 millones de personas no tendrán acceso a unas condiciones básicas. Además, el informe apunta que las aguas subterráneas, ríos y océanos se están contaminando por los fertilizantes y pesticidas de la agricultura y el mal tratamiento de las aguas sucias.

La OCDE recomienda que se apliquen políticas gubernamentales coherentes (donde pese lo mismo la cantidad que la calidad), con instrumentos económicos como las 3T (tariffs, taxes y tansfers, en castellano aranceles, impuestos y transferencias) que puedan reducir la diferencia entre las disponibilidades financieras y las necesidades inversión.

Sería esencial un uso eficiente del agua. Podría ayudar a conseguirlo, un precio que incitara a evitar su despilfarro, así como mercados de agua. También serían convenientes una buena vinculación entre la recogida de las aguas y sus sistemas de tratamiento, para mejorar y salvaguardar la calidad del agua.