El contenido de proteínas que contenga la dieta aportada a los cerdos puede influir considerablemente en la cantidad de emisiones de amoníaco de los animales. Según una investigación llevada a cabo por la Universidad holandesa de Wageningen, por cada 10 gramos de reducción del contenido de proteína cruda en dieta de los cerdos, las emisiones de amoníaco de éstos se reducen en un 14%.
En el estudio, los cerdos se alimentaron con una dieta baja en proteínas o con una dieta baja en proteína en la que se había sustituido parcialmente el carbonato cálcico por cloruro cálcico o con una dieta estándar (grupo de control).
Las dietas bajas en proteínas propiciaron una reducción de las emisiones que fue mayor que en experimentos similares previos: un 14% en este estudio frente a reducción del 10-12% en estudios anteriores. También se observó que en los cerdos alimentados con dietas con menor contenido de proteínas se reducía las emisiones de olor, llegando a bajadas de hasta un 19% en comparación con los alimentados con una dieta de control.
Se constató que la dieta no influyó en las emisiones de metano y que las emisiones de óxido nitroso tendían a menores niveles con las dietas bajas en proteínas.
Por otro lado, también comprobaron que la sustitución parcial del carbonato cálcico por cloruro cálcico no tenía ningún efecto en el volumen de emisiones.
La investigación ha sido financiada por la interprofesión holandesa del ganado y las carnes (PVV) y por el Ministerio de Economías (Holanda ya no tiene Ministerio de Agricultura propiamente dicho sino que es una Secretaría dentro del Ministerio de Economía).
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