Una prueba desarrollada por químico Talwinder Kahlon del Servicio de Investigación Agraria de EEUU (ARS) permite detectar si al aceite de oliva se le ha añadido otros aceites, como de colza y girasol, sin indicarlo en el etiquetado. El test utiliza la tecnología de la reacción en cadena de la polimerasa (PCR por sus siglas en inglés) para comparar el ADN de la oliva con el ADN de la colza y del girasol.
La prueba desarrollada por Kahlon se centra en regiones claves de dos genes, matK y psbA-trnH, los cuales ocurren ampliamente en la naturaleza, incluyendo en la oliva, la colza y el girasol. La secuencia de ADN de regiones específicas de estos dos genes provee una base fiable para comparación, y puede ser usada para detectar la presencia de los aceites no oliva en concentraciones del 5 por ciento o más.
Aunque el uso de la tecnología de PCR para detectar el ADN específico de otras plantas en el aceite de oliva no es una nueva idea, el enfoque de los investigadores ofrece varias mejoreas. Por ejemplo, los «códigos de barras» desarrollados por los científicos para representar la oliva, la colza y el girasol y para servir como base para comparar el ADN de estas plantas no se basan en una sola planta sino en una combinación ampliamente representativa, llamada «el ADN consenso».
El aceite de oliva se compone de triglicéridos, los cuales son moléculas de ácidos grasos. Estos ácidos grasos son el centro del enfoque desarrollado por químico Jiann-Tsyh (Ken) Lin. Su prueba utiliza la espectrometría de masas con ionización por electrospray (ESI-MS por sus siglas en inglés) y ayuda a los científicos a recopilar detalles sobre variaciones en diferentes triglicéridos llamados regioisomeros. Con esta información, los usuarios pueden desarrollar proporciones de regioisomeros que pueden ser usadas para determinar si una muestra contiene aceites no revelados.
El valor de ESI-MS para analizar los ácidos grasos de plantas ha sido reconocido desde, al menos, 1994. Pero el protocolo desarrollado por Lin sobre la utilización de ESI-MS ayuda a simplificar esta aplicación.
Lin desarrolló este protocolo para sus estudios con la planta del tártago, la cual produce un aceite no comestible pero muy útil para los usos industriales. Hace seis años, Lin escogió el aceite de oliva como un modelo para probar sus técnicas.
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