En Holanda, siguen realizándose campaña anti-consumo de carne. El partido liberal holandés D66 ha presentado la propuesta de aumentar el tipo de IVA de las carnes, pasando del reducido del 6% al 21%. El año pasado, junto con el Partido de los Verdes hicieron una propuesta similar.

En el Parlamento holandés, de los 150 diputados solo 12 pertenecen a la formación D66 con lo que no es probable que dicha propuesta salga adelante. Sin embargo, para la interprofesión británica del porcino, lo verdaderamente preocupantes es que es una propuesta que está atrayendo la atención de los partidos minoritarios.

Desde hace tiempo ha habido países que han introducido o han barajado introducir tasas para desincentivar el consumo de ciertos alimentos, con el objeto de promover dietas más saludables.. Dinamarca introdujo en 2011 un impuesto a la grasa, penalizando a todos los alimentos con más de 2,3% de contenido de materia grasa y gravándolos con 2,5 €/kg de grasa saturada presente en un alimento. Este impuesto afectaba fundamentalmente a la mantequilla, grasas y productos lácteos con alto contenido en grasa. El objetivo de esta medida era promover dietas saludables y que los daneses comieran enos productos con grasas saturadas, al encarecer el precio de estos alimentos. Un año después, el impuesto fue eliminado porque el gobierno danés se dio cuenta que esta tasa no promovía que los daneses comieran menos mantequillas o helados, sino que favorecían ido que vayan a comprarlos a las cercanas Suecia o Alemania, donde son mucho más baratos, perjudicando al comercio danés. Dinamarca también barajó la introducción de un impuesto al azúcar, al que también renunció. ha decidido renunciar.

Irlanda, Reino Unido y Francia también han estudiado en algún momento la introducción de un “impuesto al azúcar” para gravar los refrescos.

En Hungría, desde septiembre de 2012, ciertos alimentos considerados menos saludables, como los refrescos, aperitivos salados o alimentos sazonados, tienen impuestos más elevados.

Gravar con más impuestos ciertos alimentos cuenta con gran oposición en el sector agrario y agroalimentario por considerar que no tienen base científica ni médica y que solo consiguen perjudicar a la cadena productiva de alimentos. Un estudio del Instituto francés de Investigación Agraria (INRA) en 2010 indicaba que estas medidas fiscales no tienen efecto en el comportamiento alimentario del consumidor y recordaba que en EEUU se habían llevado a cabo políticas fiscales semejantes con las bebidas azucaradas, sin conseguir una reducción significativa en el peso de los adolescentes.