El sector avícola australiano había empezado a cambiar las jaulas convencionales de las gallinas de puesta por sistemas de producción campero (en el exterior). Muchas cadenas de supermercados habían empezado a demandar los huevos de gallinas camperas en aras de satisfacer los deseos de un consumidor más preocupado por el bienestar animal. Sin embargo, los casos de influenza aviar de baja patogenicidad que se han producido en varias granjas de gallinas camperas a finales de 2013, ha generado temor en los avicultores. En consecuencia se han ralentizado y en muchos casos suspendido, los proyectos de inversión en las explotaciones para cambiar hacia un sistema de producción en el exterior, según recoge la prensa australiana.
Especialmente significativo e influyente ha sido que Langfield Pastoral Company, uno de los diez mayores productores de Australia ha dejado la producción a finales de octubre después de que la totalidad de sus 400.000 gallinas fueran destruidas, así como 50.000 de las granjas vecinas. La cadena de distribución Woolworth, que tenía como objetivo dejar de vender totalmente huevos procedentes de jaulas convencionales en 2018, podría haber cambiado de idea tras los focos de influenza, según se rumorea.
Los avicultores consideran que las gallinas tienen más probabilidad de coger el virus de la influenza si están en el exterior que si están dentro de la granja, Además, los avicultores se quejan de que no cuentan con ningún seguro que les pueda cubrir de las pérdidas por la destrucción de sus aves a causa de la enfermedad.
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