La carne utilizada como ingrediente en los alimentos procesados, tales como lasaña, debería tener etiquetado de país de origen, como ya lo tiene la carne fresca de vacuno. Esta es la opinión de la Comisión de Alimentación y Salud Pública del Parlamento Europeo. Piden a la Comisión Europea que presente propuestas legislativas que permitan recuperar la confianza de los consumidores a raíz del escándalo de caballo y otros casos de fraude de los alimentos. La resolución se ha aprobado por 48 votos, con 15 en contra y 4 abstenciones. Volverá a votarse en el Pleno de febrero.
Los diputados señalan que el informe que presentó la Comisión Europea en 2013 reconoce que más del 90% de los consumidores encuestados consideran importante que se indique en el etiquetado, el origen de la carne de los productos procesados.
En cuanto al impacto que esta medida podría suponer sobre los precios, los europarlamentarios piden una información más clara, que debería elaborarse colaboración con las organizaciones de consumidores y sin que ello, retrase las propuestas legislativas. Estas propuestas deben permitir a las empresas europeas que operen de manera viable y en condiciones compatibles con el poder adquisitivo del consumidor.
El 17 de diciembre de 2013, la Comisión presentó un informe al Parlamento Europeo y al Consejo sobre las posibles consecuencias de la obligatoriedad de indicar el país de origen o lugar de procedencia de la carne utilizada como ingrediente.
Dependiendo del Estado miembro interesado, del 30 al 50% de la carne sacrificada se transforman en ingredientes de carne de alimentos, principalmente carne picada, preparados de carne y productos cárnicos.
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