Un estudio realizado por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ha analizado el uso de perchas para gallinas ponedoras criadas en jaulas o fuera de ellas. El estudio, publicado el pasado 1 de junio, analiza los efectos de la altura, la posición, el tamaño, el material, el color y la temperatura de la pértiga en el bienestar de las aves de corral.
Las perchas de altura permiten a las gallinas que se suban en ellas poder vigilar el ambiente a su alrededor, escapar de sus compañeras, evitar ser molestadas y mejorar su termorregulación, según la EFSA. Por la noche, las gallinas prefieren estar en una percha que en el suelo. Dentro de las perchas, prefieren las que están a una altura en torno a los 60 cm que las que están más bajas, si bien los expertos destacan que estas perchas tan altas pueden provocar deformidades y fracturas. El riesgo de daños aumenta cuando la gallina tiene que saltar más de 80 cm en vertical, horizontal o diagonal para alcanzar o dejar una percha o cuando tiene que saltar un ángulo entre 45 y 90º (medido en plano horizontal).
El estudio ha mostrado que factores como el material, forma, longitud y ancho de la percha no resultan indiferentes para las gallinas. Las características para que una percha sea adecuada es elevada, accesible y funcional.
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