El proyecto LIFE+ClimAgri, que cuenta con la participación de ASAJA-Sevilla y está liderado por la Asociación Española Agricultura de Conservación-Suelos Vivos, investiga en fincas de España, Portugal, Italia y Grecia con el objetivo de desarrollar estrategias de manejo agronómico de cultivos extensivos que contribuyan a la mitigación del cambio climático y a la adaptación de los cultivos a las condiciones climáticas presentes y futuras
Sevilla, 23 de junio de 2015.- Pese a todos los avances técnicos y todas las innovaciones tecnológicas, los agricultores y ganaderos siguen hoy, igual que hace 10.000 años, pendientes del cielo. La lluvia, la sequía y la helada son determinantes en el desarrollo de cualquier campaña agrícola. Por lo que en ejercicios como el actual, en el que la pluviosidad se ha reducido en un 70% en provincias como la de Sevilla, los agricultores van a sufrir también una reducción de la cosecha de cereales y de girasol de más de un 15% con respecto a la de la pasada campaña.
La meteorología y el clima han estado muy presentes en la XXXII Jornada de Cultivos Herbáceos de ASAJA-Sevilla en la que se ha presentado el proyecto LIFE+ClimAgri y se ha analizado la evolución de las campañas de cereal y girasol en Andalucía, entre otros asuntos.
La jornada ha sido inaugurada por el director general de la Producción Agrícola y Ganadera de la Consejería de Agricultura, Rafael Olvera, y el presidente de ASAJA-Sevilla, Ricardo Serra. Por su parte, Rafael Olvera ha valorado la celebración de esta XXXII Jornada de Cultivos Herbáceos dada la importancia que estos cultivos tienen en Andalucía, región que abarca el 60% de la superficie nacional de trigo duro y casi un 30% de la producción nacional de girasol. Además, dado el importante motor económico que es la agricultura en Andalucía y teniendo en cuenta que esta actividad está totalmente expuesta a los efectos del cambio climático, Olvera ha recomendado a los más de 200 agricultores presentes que una de las herramientas fundamentales con las que cuenta el sector para amortiguar sus consecuencias son los seguros agrarios, junto con técnicas de cultivo respetuosas con el medio ambiente y el uso de nuevas tecnologías para evitar la emisión de CO2.
Olvera ha destacado, además, dos de las cuestiones que más interesan ahora a los agricultores, relacionadas con la recién publicada Orden de Condicionalidad de las ayudas: el laboreo en los cultivos herbáceos y las obligaciones en lo que se refiere a la posibilidad de quema de restos de cosecha.
La agricultura frente al cambio climático
Tras el acto de inauguración se ha presentado el proyecto LIFE+ClimAgri “Buenas prácticas agrícolas frente al cambio climático: integración de estrategias de mitigación y adaptación”. Como ha explicado el director de la Asociación Española de Agricultura de Conservación-Suelos Vivos, Emilio González, el sector agrario es uno de los que puede verse más afectado por el cambio climático, que podría influir negativamente en los rendimientos agrícolas. Por ello es necesario llevar a cabo una adaptación a tiempo y tomar medidas para mitigar los efectos del clima y sus consecuencias económicas, sociales y ambientales, teniendo en cuenta el importante papel que desempeña el sector agrario como proveedor de alimentos, de bienes y servicios ambientales.
Con este fin, ha asegurado Emilio González, nació el proyecto LIFE+ClimAgri, que tiene como objetivo desarrollar estrategias de manejo agronómico de cultivos extensivos de la cuenca mediterránea que posibiliten conjuntamente la mitigación del cambio climático y la adaptación de los cultivos a las condiciones climáticas, tanto presentes como futuras, y que sirvan para el impulso y desarrollo de las políticas medioambientales de España y el resto de la UE respecto al cambio climático.
El ámbito de aplicación del proyecto se circunscribe a la cuenca mediterránea, al ser una de las zonas más vulnerables a los efectos del clima en Europa, y a los cultivos de regadío, muy demandantes en el consumo energético. Andalucía será el principal lugar de desarrollo, si bien el proyecto ha establecido un total de doce fincas en España, Portugal, Italia y Grecia, donde se seguirán una serie de buenas prácticas agrarias seleccionadas por expertos, englobadas en un decálogo que González ha presentado a los agricultores y de las que destacó especialmente el mantenimiento de una cobertura vegetal en el suelo, la mínima alteración mecánica del suelo y el establecimiento de rotaciones de cultivo.
El proyecto, con una duración de 4 años y 7 meses (junio 2014-diciembe 2018), está liderado por la Asociación Española Agricultura de Conservación-Suelos Vivos, y cuenta con ASAJA-Sevilla, la Federación Europea de Agricultura de Conservación, el Instituto Andaluz de Investigación y Formación Agraria, Pesquera y Alimentaria y la Universidad de Córdoba como socios participantes. Tiene un presupuesto global de 2,24 millones de euros, de los cuales 1,12 millones de euros son financiados por la Comisión Europea a través del Programa LIFE.
Asimismo, Emilio González resumió las conclusiones tras cuatro años de estudio en campo del proyecto LIFE+Agricarbon, que a lo largo de cuatro años ha mostrado la eficacia de sistemas sostenibles como la agricultura de conservación con un gran potencial en la reducción de la concentración de CO2 en la atmósfera. Este modelo de agricultura está basada en la reducción total o parcial de la labranza del suelo, manteniéndolo protegido con una cubierta vegetal permanente combinado con técnicas ancestrales como la rotación de cultivos y otras más novedosas como la agricultura de precisión, en la que se realiza un uso más eficiente de insumos gracias al uso de las nuevas tecnologías basadas en los sistemas de posicionamiento global y la aplicación sitio-específica de insumos.
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