El Consorcio olivícola italiano (UNAPROL) ha pedido un pacto en el sector para salvar al aceite italiano de la competencia extranjera, los fraudes y la especulación. Para ello, ha propuesto una nueva clasificación del aceite virgen extra, con una disminución del nivel de acidez del 0,8 al 0,5% para aumentar la calidad y contrarrestar de un modo más eficaz los fraudes y confusiones que se producen.

El Director Ejecutivo del COI (Comité Oleícola Internacional) considera que la petición de una nueva clasificación de los aceites de oliva puede ser examinada en el marco de los procedimientos previstos por el acuerdo internacional del aceite de oliva y de las aceitunas de mesa.
Según los datos oficiales, en 2018 la producción italiana solo alcanzó las 185.000 toneladas, uno de los peores resultados de los últimos 25 años, debido sobre todo a las heladas del pasado febrero. En la reunión participaron representantes de todos los eslabones de la cadena productiva, lo que proporcionó una buena panorámica de la situación, aquejada por problemas productivos que han provocado el abandono del cultivo en más de 200.000 ha, del millón aproximado que ocupa el olivar en Italia. La consecuencia es que el aceite italiano no cubre la demanda de los consumidores italianos, lo que obliga a copiosas importaciones, según recoge el Boletin Exterior del MAPA.
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