No utilizar el herbicida glifosato puede suponerle al agricultor un coste adicional de entre 50 a 160 €/ha, de acuerdo con los cálculos realizados por la sectorial francesa de productores de trigo. La eliminación del glifosato supondría tener que un escardado mecánico, que podría suponer unas 12.7 millones de horas adicionales de trabajo por año para los cultivos.

A nivel de Francia, supondría un coste de 950 M€, que no solo es una cifra colosal, sino que además, el sector cerealista atraviesa una situación de gran precariedad. Por este motivo, la sectorial ha pedido a la Asamblea Nacional de Francia apoyo financiero del estado para ayudar a los agricultores a dejar el glifosato en los próximos años.
La sectorial también ha señalado que junto con el impacto negativo económico que supone la salida del glifosato, también tiene un impacto negativo medioambiental, debido al consumo de energía causado por el aumento en el arado, estimado en 87 millones de litros adicionales de combustible anualmente .
En noviembre 2017, la Unión Europea pudo renovar la autorización del glifosato por 5 años (aunque la propuesta inicial de la Comisión era de 15 años), gracias a que el Ministro alemán de Agricultura cambió su voto en el último momento (tema que ha sido muy controvertido en Alemania). Francia fue uno de los países que más presionó para que no se renovara la autorización de este herbicida y quien quiere su eliminación definitiva.
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