El Instituto argentino de investigación agropecuaria ( INTA Manfredi –Córdoba) ha demostrado que con ensilajes de sorgo, se logran niveles de rendimiento forrajero, calidad y nutrición animal similares a los obtenidos a partir de ensilajes de maíz. La elección del híbrido es clave para obtener una respuesta animal competitiva, sumado a las buenas prácticas para la confección de silajes.
Al igual que el maíz, el sorgo brinda un alto potencial de producción de forraje de buena calidad, que puede ser conservado para su uso estratégico en cualquier momento y para distintos requerimientos nutricionales.
Esta versatilidad contribuye a intensificar los sistemas productivos, si se tiene en cuenta que uno de sus objetivos es aumentar la carga animal sin disminuir las ganancias de peso individuales, al tiempo que amplía el uso de pasturas durante el ciclo ganadero, con efectos directos sobre la productividad total del sistema.

Debido a su tolerancia a la sequía, mayor seguridad, alta producción de forraje y menores costos, el cultivo de sorgo es una alternativa cada vez más difundida para la confección de ensilajes.
En uno de los estudios realizados por el equipo de especialistas en forrajes conservados del INTA Manfredi se evaluaron dos híbridos de sorgo, uno granífero y el otro silero, con características y aptitudes para ser usados para la producción de ensilajes. Se los comparó con tres híbridos comerciales sileros de maíz.
Los materiales se sembraron en forma aleatoria en parcelas de tres hectáreas cada una que, en el estado de madurez de grano pastoso (120 días después de la siembra), se picaron y se almacenaron en silobolsas. Luego, se determinó la respuesta animal con novillos Aberdeen Angus alimentados en corrales con estos silajes: sorgo silero, sorgo granífero y maíz.
En cuanto a los resultados, el aporte de materia seca por hectárea mostró diferencias significativas: el sorgo silero arrojó 22.714 kilos, más que el granífero (18.096) y el maíz (19.356). En tanto, el consumo, aumento diario de peso vivo y conversión de alimento en carne fueron mayores y similares para los tratamientos con maíz y sorgo granífero.
La mayor proporción de grano en el ensilaje del sorgo granífero y su calidad (blanco bajo tanino) permitió obtener un alimento de un valor nutritivo similar al de maíz y una misma respuesta animal.
Los silajes de baja calidad (menores a 60 % de digestibilidad) cubren adecuadamente los requerimientos de vacas de cría, mientras que los de calidad intermedia son adecuados para las ganancias de peso en rodeos de recría.
Por el contrario, picados con niveles de digestibilidad mayores al 66 % permiten que los animales cumplan y hasta superen las tasas de crecimiento relativas a esta etapa de recría, con la consiguiente deposición de grasa requerida para el engorde.
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